EL BOOM DEL CARRITO IMPORTADOR
Mientras decrece la adquisición de insumos para la producción industrial, llegan cada vez más bienes vinculados al consumo.
En los primeros diez meses del año la balanza comercial arrojó un saldo de alrededor de 6.800 millones de dólares, una cifra nada desdeñable pero inferior al balance en igual período de 2024 cuando llegó a casi 16.000 millones. La primera diferencia a considerar es el crecimiento de las exportaciones vis a vis las importaciones, porque las primeras aumentaron un 8 por ciento pero las segundas treparon casi un 30 por ciento en el período. Esto es resultado de los incentivos que genera el modelo económico de Javier Milei, que promueve las importaciones con el fin de disciplinar precios y pese a las consecuencias que conlleva sobre el aparato productivo local.
La apreciación cambiaria, o en la jerga popular el “dólar barato”, también alienta la presión importadora. Con altos costos en pesos, se torna cada vez más rentable traer productos terminados del resto del mundo que fabricarlos en territorio nacional. Y algo de este engranaje revela la composición de las importaciones en lo que va de 2025, bastante disímil a otros períodos de boom importador.
El rubro de las importaciones que más creció fue el llamado “resto” que incluye bienes despachados mediante servicios postales tipo courier. Es decir, las compras minoristas vía plataformas, como Temu y Shein, que son furor en la actualidad treparon hasta 237,4 por ciento, es decir, se triplicaron respecto a 2024.
Los más perjudicados
La industria local del calzado y la textil son las primeras damnificadas por la caída en sus ventas; en los primeros nueve meses del año acusaron una contracción del 19 por ciento, según fuentes oficiales. El drama redunda en menor contratación de empleo en el país.
En segundo lugar, el rubro que más creció fue el de las compras de vehículos finales que rebotaron un 104,3 por ciento, es decir, se duplicaron respecto a enero-octubre del 2024. Este segmento no sólo se vio favorecido por el dólar barato sino por la eliminación de los impuestos a los vehículos importados de media gama y reducción para los de alta gama. De acuerdo con los datos de la Asociación de Fabricantes de Automotores (Adefa), los coches importados dan cuenta del 64 por ciento de las ventas en el mercado interno, con artículos provenientes principalmente de Brasil y China. Esto da lugar también a la sustitución de la producción local, afectada también por una caída en las exportaciones hacia Brasil. Recientemente se dejaron de producir en el país modelos como Nissan Frontier y la Taos de Volkswagen.
También se advierte un importante crecimiento de las importaciones de bienes de consumo y bienes de capital, que aumentaron 62,7 y 60,6 por ciento respectivamente. Entre los bienes de consumo se destaca la compra de medicamentos, un sector sensible que también aparece en la mira del potencial acuerdo comercial bilateral entre Estados Unidos y Argentina: este último se compromete a dar condiciones de acceso preferencial en materia de aranceles para el ingreso de productos químicos provenientes del país del norte.
En tanto, las compras de bienes de capital acusan mayormente el impacto de los teléfonos celulares y otros equipos tecnológicos, es decir, se parecen bastante a la compra de artículos de consumo (que sustituyen la fabricación local) y menos al ingreso de máquinas destinadas a ampliar la capacidad productiva de la industria.
Cae la compra de insumos industriales
En esta sintonía se advierte también un relativamente bajo crecimiento de las importaciones de bienes intermedios, usados como insumos en la producción industrial. Este rubro aumentó 7,2 por ciento en los primeros diez meses del año, bastante por debajo de las demás divisiones, si bien sigue representando una porción significativa (un 32 por ciento) de las ventas totales. Entre los principales artículos de importación están los agroquímicos utilizados en la actividad agropecuaria y otras sustancias químicas.
La composición del actual boom importador dista bastante del “festival de importaciones” que se verificó durante el gobierno de Alberto Fernández. En 2022, el grueso de las compras externas se concentraba en combustibles y energía, rubro que hoy muestran una caída del 19,7 por ciento, frente a la suba del 158 por ciento que habían registrado entre enero y octubre de aquel año. En segundo lugar se ubicaban las importaciones de piezas y accesorios para la industria automotriz, insumos vinculados al abastecimiento del aparato productivo y no al consumo final. Un patrón asociado al funcionamiento de la industria local muy diferente al perfil actual dominado por los bienes terminados.






